miércoles, 10 de agosto de 2016

Cuando el Amor se Va


El amor se va por varias opciones, una de ellas es cuando la otra persona no pone de su parte, tu haces todo lo que humanamente puedes hacer, aceptas a esa persona con sus virtudes y defectos, pero a veces uno no sabe que lleva el paquete de noviazgo, a veces no sale el noviazgo como uno quisiera.

Uno pone de su parte pero a veces esa persona no se da cuenta de las cosas que su pareja hace por el o por ella, cuando el o ella opta por terminar porque el o ella lo único que hace es lastimar y dañar es mejor optar por el adiós, aunque uno quiera a esa persona con toda el alma.

Pero a veces esa persona hasta que ve perdido se da cuenta de lo que perdió. Hay que ponernos a pensar de lo mucho que esa persona vale, aceptarla, entenderla, poner uno de su parte para que esa relación sea duradera y no permitir que otras personas se involucren, luchar por lo que queremos y amamos. Siempre escuchar y aprender de los errores.

La vida no se acaba por terminar una relación, al contrario, eso nos ayuda a madurar y a elegir bien con la persona que uno quiere estar, y si llegara ese adiós hay que tomarlo con madurez, duele si, pero uno aprende de eso. Y pedirle a Dios fuerzas para que nos ayude a salir adelante.

Eso me pasó a mi, hay que tomarlo con madurez y aceptar que cuando la otra persona no le pone interés hay que dejarla ir, seguir nuestro camino y pedirle a Dios fuerza y que nos ponga en nuestro camino a la persona indicada con la que vamos hacer feliz para toda la vida.

Carta al Tiempo


Sr. Tiempo

El infinito. Al costado contrario de mi cama quizá no repose Afrodita ni la Venus de Milo. Has hecho mella en la tersura de su piel, las arrugas que revisten sus ojos son la muestra de tu trasegar sobre ella, su brillo sigue vivo aunque la refulgencia de su candidez ya no irradia igual.

Sus senos han dejado de apuntarme a los ojos como dardos al acecho, han dejado de retar a la gravedad y sucumbieron a la laxitud por tu poco permisiva costumbre de cobrarnos tus horas con la piel. Ese vértice entre sus piernas ya no es tan tórrido y candente como hace algunos lùstros y su flácido vientre ha sido consecuente con los meses en que se sometió al estiramiento del embarazo.

Ahora camina un poco más lenta, dejando asomar un pequeño atisbo de la cadencia majestuosa que sus caderas detentaban en otrora. En fin, tu inclemencia hacia la materia ha ejercido su poder sobre ella como para demostrarte superior a su deleznable humanidad.

Mas sin embargo, sé que te has visto parcialmente vencido, pues detrás de aquellas arrugas en los ojos queda aún la mirada honesta y desquiciadamente amorosa de siempre, tras aquellos senos cabizbajos reposa un inmenso corazón que no se ha dejado maltratar por los manoseos de la vida, a quien también le debo una carta, por el contrario se ha hecho más fecundo en amor y más fértil en emociones.

Aquella coyuntura entre sus piernas, aquella que fue tan cálida y erótica ahora se enorgullece de haber sido una puerta con salida a la vida, ella me permitió conjugar mi savia con la suya bienaventurándome con la paternidad. De su andar ya no me fijo, me basta solo con caminar con ella de la mano, juntos, con la certeza del amor imperecedero, impasibles, más enamorados que nunca.

Así que mi querido e indefinido tiempo, tu trabajo en desgastar ha sido un poco en vano en lo que a ella se refiere, porque aunque tu inexorable reloj dé término a su vida, ella seguiría perenne en el corazón de su prosapia. De mi parte, te sabré decir que el malograr sus carnes no me restó la pasión, porque mi pasión hacia ella no surge de las entrañas sino del alma y para desgracia tuya no tienes poder sobre lo intangible. Sé que es tu trabajo y lo respeto pero hoy quería aclararte que tus alcances son limitados.

Después de escribirte estas líneas quería manifestarte el exacto motivo de esta misiva, la cual no lleva queja sino un previo aviso para que no te sientas ofendido por mí y pedirte mis disculpas de antemano, ya que, paradójicamente, hasta donde seguiré amándola es parte de tus dominios: hasta la eternidad.

**Ella Cambiò sus Alas por un Corazòn**


Él era un muchacho que cargaba en su alma una mochila de cosas para dar, cada día salía al mundo a vivir su día a día, esperaba en una esquina a que algo pasase en su vida. Él se sentía solo, llenaba su existencia con cosas pero su vacío seguía sin llenarse.

Una tarde pasó frente a él un ángel vestido de mujer y observó en sus ojos lo que varios días veía al pasar, le miró a los ojos, le saludó buscando la respuesta a esa incertidumbre. Ella parecía dura, fuerte con mucho carácter y le sonrió, sin saber que no era así que ella era su ángel.

Cuando cruzaron sus primeras palabras, él le hizo reír, ¡ella se sintió tan bien! Y quiso saber qué era reír tanto. Él le miraba y le transmitía algo que ella no podía rechazar. Ella quiso conocer todos los sentimientos, quería sentir amor, quería saber qué se sentía al ser mimada, que la protejan, ella quería sentir todo eso. Pero no sabía cómo actuar ante tantos sentimientos que él cargaba en su mochila.

Y empezaron a disfrutar de cada palabra, de cada risa, ella reía sin parar a su lado y cuando no estaba, reía al recordar los motivos de esas risas hasta reír sola. La gente al pasar los veía juntos y reían al verlos reír así. Compartían sus días de cosas nuevas y se fueron uniendo cada vez más.

Él no se había sentido jamás así, conoció sentimientos nuevos y llenaba sus días, ese vacío ya no estaba en él. Hasta que no pudieron escapar del sentimiento del amor, se enamoraron sin darse cuenta, sin querer y sin saber hacia dónde iban. Pero se unieron tanto que ella podía sentir cada cosa de él, ya era parte de él y él de ella. Su parte fuerte en apariencias fue desapareciendo y ella se hizo vulnerable al dolor humano. Dejó de ser celestial para ir convirtiéndose en carnal pero no sabía que se hacía más débil. Y lo amó más que a ella misma.

Un día el cielo le dijo que si lo seguía amando así se volvería solo humana y ya nada volvería atrás, le mostró lo que pasaría si ella aceptaba eso, y ella lo eligió sobre ella, sobre todo. Otra vez miró al cielo y se preguntó para sí ¿por qué decidía eso, por qué no podía retroceder? Y se respondió que ella era él, él se hizo en ella su gran parte, más que su corazón.

Y pensó y conoció el miedo, y se asustó y quiso escapar, pero ya era tarde. Él era su piel, su pulmón, sus latidos. Él vivía en ella. Cuando se dio cuenta y quiso escapar, no se dio cuenta de que le lastimaba pero ella sentía ese dolor y decidió desistir de intentarlo y decidió acariciarle a cada instante aunque no le tocase.

Él la necesitaba a cada segundo, en cada cosa de su día a día y se asustó de no poder respirar sin ella, de saber que si ella no estaba su vacío volvía a aparecer. También por miedo, quiso huir y trató de lastimarla sin darse cuenta de que él también se lastimaba. Ellos eran uno. Hasta en la distancia y cerca aún más.

Ella dejó sus alas por un corazón y nada volvió a ser lo que era. 
Ella no tiene tierra ni lugar pero tiene el corazón de ese muchacho de ojos tristes y ella le dejó sus alas y el corazón que adquirió con él, el corazón que él formó. Ella espera cada día juntarlos para darle en la tierra sus minutos, lo que queda de ella. Ella lo abraza en su piel, lo acaricia donde esté. Lo ama más allá de la vida, más allá del amor.


**Sentimientos Encontrados**


Dolor, tristeza, felicidad, alegría, nostalgia, odio, arrepentimiento... Todo esto, estoy sintiendo...
Dolor... porque me duele ver a la persona que amo estando con alguien más... Tristeza... siento tristeza por que ya no estaré con ella, con la persona con quien había decidido pasar el resto de mi vida... Felicidad... Porque sé que ella será feliz, sin mi, pero lo será... Alegría, por que al menos tengo su amistad, no la perdí por completo...

Nostalgia, porque por más cerca que estemos, la sentiré lejos, ya no podré bèsarla cuando la vea, ya no podré abrazarla con ese sentimiento con que lo hacia antes... Y volvemos, otra vez al dolor... Odio, a mi misma, por permitir que eso pasara, pero no importa, de alguna forma u otra, aprenderé a vivir sin ella...
Y arrepentimiento… Porque no estuve con ella cuando me necesitaba, cuando necesitaba mi apoyo como antes se lo daba, me doy cuenta que tarde o temprano, enfrentamos nuestros miedos... Mi miedo era, que llegara alguien más, descubriera lo increíble que era, la confundiera y perderla. Desafortunadamente, eso fue lo que pasó, al menos, ya pude enfrentar otro miedo más... Espero que esto me haga entender...