martes, 9 de agosto de 2016

*La Flor*


Aquel día llegué al mismo lugar donde por mucho tiempo había llegado tantas veces, a ese lugar donde reside mi cuerpo.


No había nadie,
Me quedé pensando, ahí parado, mi hombro cansado se dio por vencido y no pudo mas sostener aquel peso, dejé caer mi mochila, en la que cargaba a diario pensamientos, problemas, responsabilidades, alegrías y tristezas.

Cayó vencida al igual que yo a su par en la cama sin hacer nada, cansado de todo, de todo hasta de mi mismo, tanto era mi cansancio que empecé a dormitar y soñar, un sueño en el que me encontraba en un extenso campo verde, el aire entraba en mi cuerpo llenando de vida mis pulmones y observando el cielo despejado y más azul que otras veces, era real mente satisfactorio estar ahí recostado.

Y empecé a fantasear, cerré los ojos, fantaseaba con aquel rostro jamás antes visto, aquella fisonomía, aquel cabello, aquella nariz, aquellos ojos, aquella boca, aquel ser nunca antes presenciado ante mí, su pensar hizo que mi cuerpo sacara un suspiro y una risa nerviosa.

Justo entonces, el aire que pasaba por mi rostro me obsequió los olores más hermosos jamás antes percibidos por mi oler, eran los perfumes más dulces que nunca había imaginado.

Me levanté sin abrir los ojos para disfrutar mejor el momento. Seguí el olor y giré mi cabeza, haciendo esto abrí mis ojos y alcancé ver a lo lejos un campo de flores, eran flores multicolores que parecían brillar con el sol, aquel espectáculo era excitante y me invitaba a explorarlo.

Me levanté pero tropecé, ¿por qué?, entonces me di cuenta de lo que me pasaba, era diminuto, me di cuenta que todo era demasiado grande para mí y peor aún, aquel lugar paradisíaco se hacía imposible ahora.

Escalé por una planta y logré ver que las flores seguían ahí -NUNCA LLEGARÉ, NUNCA LO LOGRARÉ- me dije, y me quedé sentado en esa planta observando esa impotencia de lo que me había convertido, de lo cruel que era la realidad y de quedar ahí.

Cuando di todo por perdido comencé a visualizar mariposas revoloteando sobre aquel campo de belleza, me puse de pie para observar mejor, alcanzaba a ver a esas mariposas que parecían danzar alegremente, pero la distancia era grande e hizo que me parara de puntitas, fue entonces cuando repentinamente sentí un gran empujón y pensé caer, a los pocos segundos me sorprendí al sentir que flotaba, mire hacia arriba y descubrí que era una enorme mariposa, era gigantesca o por lo menos para mi lo era, además era muy hermosa como ninguna.

Sentí miedo y duda como a todo lo nuevo, pero el brillo de sus alas me tranquilizaba de una forma que no entendía, cuando me di cuenta ya estábamos muy alto, de pronto dejó de volar y comenzamos a caer, entonces me abrazó con sus alas y sentí mucho calor, nos fusionamos.

Todavía cayendo sentí el suelo cerca y abrí los ojos, el sobresalto provocó que mis alas se extendieran, aquella mariposa me había obsequiado un tiempo de su volar y yo no podía pensar en nada mas que en ir a ese lugar tan deseado. Volé y volé maravillado emocionado y extasiado al ver que ahora ya no era tan difícil.

Mientras más me acercaba noté algo extraño, las flores se hacían rojas, los colores tornasol habían desaparecido y eso me desconcertó pero fue más mi sorpresa cuando a lo lejos, justo en el centro de ese campo rojo, se encontraba una flor blanca que se distinguía de las demás, tenía algunos pétalos heridos y algunos ya en el suelo, pero de alguna forma me acercaba a ella, sentía algo muy grande por esa flor, algo muy especial.

Volé hacia ella y al llegar lo sentí, era algo inexplicable, era emoción y felicidad, era ternura y tranquilidad, era eso y más.

Me sentía tan bien volando alrededor de ella que me quedé horas observándola, posándome sobre ella, curando sus heridas.

Entonces, se realizaba, se estaba abriendo, extendía sus pétalos y fue así como pude ver su belleza interna, era preciosa, tanto que dude en acercarme de nuevo.

Su cautivador esplendor hizo que flaqueara y me acercara a ella, cuando lo hice fue como si se parara el tiempo, brillaba tanto esa flor que yo comencé a brillar junto con ella, era tan regocijante estar al fin con ella que no pensaba en algo más.

Así nos quedamos abrazados, pero bien dicen que el tiempo no deja de avanzar y siguió su camino, la noche no tardaba y ella tenía que cerrar, me levanté y la besé, le dije que nunca olvidaría ese momento, sintió temor por mi partida y miedo por lo que podría ser, pero yo le dije que no había de que temer que yo no la abandonaría y que no la iba a lastimar.

Emprendí el vuelo y aquella flor me miraba alejarme, se veía tan hermosa, tan bella, tan grandiosa, hasta que se durmió en su botón y me perdí en el poco sol que había ya.

Volé a lo alto y regresó de nuevo ese calor ya sentido antes, volví a caer pero ahora ya sin miedo, caí a salvo. Cuando abrí los ojos estaba recostado en aquel campo verde, con el viento jugando por mi cara y a lo lejos, una bella mariposa alejándose.

Desde entonces, sueño lo mismo sentado en aquella planta mirándote desde lejos y esperando a esa hermosa mariposa que me ha dado por llamarla AMOR, a que pase por mi y de nuevo me preste sus alas para ir contigo y quedarme dormido en tu abrazo, en el abrazo de esa flor blanca, esa flor que me ha dado por llamarla.... Mi Amor

*La Lluvia y Yo*


Afuera llueve... Una vez más... 

Cierro los ojos y siento el golpeteo de las gotas cayendo fuertemente en el techo...

Miro a través de la ventana y veo cómo el agua corre haciéndose paso a lo largo del asfalto.
Se hace larga la espera.
El corazón siente tu ausencia.
Mi mente susurra tu nombre y mis pensamientos te traen a mí.
¿Dónde estás? ¿Será que existes? 
Vuelvo a cerrar los ojos y te hago presente. 
Aquí, a mi lado. 
En mi vida.

Quiero contar una historia.
Mi historia, donde pueda culminar con un "y vivieron felices para siempre".
Sé que no es difícil, mucho menos imposible.
Pero para esta historia haces falta tú.
Abro mi conciencia a la expansión de la vida. 
Decido entregarme al amor.
Y fuera llueve.

El agua sigue corriendo, 
sigue haciéndose paso entre las hojas y el asfalto.
La lluvia cae mansa y si cierro los ojos escucho una suave melodía.
Es la lluvia que grita tu nombre.
Respiro profundo y aún en la ausencia sé que estás.

Nada importa en la oscuridad de mi habitación.
Habitación que es reflejada por los rayos que sonríen al pasar.
La lluvia cae y sé que pronto, muy pronto... 
Escribiré mi historia.
"Y vivieron felices para siempre".

*Sentimiento Ajeno*

 Yo navegaba la red tranquilamente, como siempre lo hago, cuando un pensamiento que ya no es extraño a mi mente se apoderó de ella una vez más. Se trataba de un chico que me gusta, y bastante. Más bien no me gusta, sino que estoy obsesionado con él. “Obsesión”, pensé, y fue justa
mente la palabra que coloqué en la búsqueda de Google. 

Primero que nada me dispuse a entrar en Wiki, donde leí las dos definiciones disponibles de “obsesión”. Decidí regresar a la página de búsqueda, y fue entonces cuando me topé con un sitio que llamó mi atención. “¿Es amor u obsesión?” Mi Amor* era el título que cliqueé con mucha curiosidad. El artículo parecía haber sido escrito por mí; estaba lleno de descripciones que habría hecho de la misma manera y sentimientos que quisiera, más bien, nunca haber sentido. 

Recuerdo la frase que más llamó mi atención: “Es más fácil soñar en que una persona tiene las características del hombre o mujer ideal, y verlo de lejos, que enfrentarnos a una relación real y que seamos rechazados”. Sí, es cierto. Es mucho, mucho más fácil admirar a una persona de lejos, derretirse con su belleza y atribuirle todas las virtudes humanas e inhumanas que se nos ocurran, que tener suficiente valor para ver a una persona a los ojos y decirle: “Tú me gustas”. Al menos yo lo siento así. 

A este chico se lo confesé. Le confesé mi “amor” por él, y me rechazó. Me rechazó y se burló de mí. Me causó una terrible depresión. Mientras no lo conocía aún, me regaló los pensamientos más hermosos y románticos que alguien pudo haber pensado pero luego de hablarle me proporcionó el sentimiento más terrible que alguien pudo haber sentido. 

Aquellos pensamientos ya se fueron, pero el sentimiento sigue latente. Sigue ahí. No es mío, porque no puedo desecharlo o guardarlo. No es mi decisión. Él transita libremente dentro de mí, revelándose cuando quiere. Es un sentimiento ajeno; tiene vida propia, tiene voluntad. 

Y más que nada, tiene poder. Mucho. Me puede matar y me puede revivir cuando y como quiere. Está latente, existe. Se llama *Mi Amor*

*Amor de las Cuatro Decadas*

Quiero hablar del amor... pero no del amor juvenil, de ese amor arrebatado, inocente, nuevo, sino del amor maduro.- el que llega en la cuarta o quinta década.


Quizás a algunos les parezca ridículo o sin sentido, pero “yo” que lo vivo puedo afirmar que no.

Los años nos enseñan y se viven...van pasando como las hojas de un libro al que le damos vuelta y en el cual escribimos lo que sentimos, lo que soñamos, lo que deseamos.

Cuantas veces hemos deseado para nuestros adentros...volver a sentir, pues se escapa de nuestras manos el almanaque y cuantos buscamos, algunos quizás sin encontrar o viendo espejismos y otros, unos pocos, se encuentran así mismos.

Yo lo encontré, no imaginé que realmente existiera, si lo deseaba y lo soñaba, pero no lo buscaba, sabía dentro de mí que la vida nos daría el regalo de encontrarnos.

Cuatro décadas y es un amor igual al juvenil, lleno de magia, de ternura, miedos, deseos y sentimientos fuertes, vivos...

Es mi cómplice en la aventura, en nuestros retos y en los secretos. Con solo cerrar los ojos puedo sentir que esta aquí, percibo su aroma, su sabor, su piel suave y tibia y me impregno de su presencia en mi mente.

Cuan grande es, que me motiva a escribir y a seguir...

Que maravilloso es el amor y cuan fantástico es que no es un sueño, no es imaginación, no son solo líneas escritas por un alma solitaria, son pedazos de un corazón enamorado.