Espero que me entiendas, no espero que me contestes...
Solo escúchame... ¿quieres?
Voy a contarte una historia:
Érase una vez una joven que apenas comenzaba a vivir su juventud, de repente un día llegó a sus manos una pequeña cajita, que conservó bastante tiempo y comenzó a destaparla poco a poco. Descubrió cosas muy bellas dentro de esa cajita, pero nunca se atrevió a mirar el fondo.
Esa pequeña cajita se convirtió en algo muy especial para ella, en ésta, ella depositaba todas sus alegrías, sus tristezas y sus logros, ella adoraba esa cajita...
Cuando un día se la arrebataron, se la quitaron de sus manos y ella no hizo nada por recuperarla.
Se arrepintió terriblemente por ello.
Así pasaron seis años y la joven siempre recordaba aquella cajita donde ella depositaba todo su ser.
Y la joven tomo la decisión de buscar esa cajita, con la esperanza de encontrarla.
Y la encontró... ¡La joven se sintió muy feliz! De haber recuperado aquello que la hacía sentir tan especial.
Pero ahora todo era diferente, ella revivió todo lo que significaba esa cajita para ella y no podía creer lo que descubrió...
¡Esa cajita eres tú!
Y descubrí este sentimiento tan inmenso que ahora llena mi alma.
Recuerdas que te dediqué una frase de Gabriel García Márquez: “Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero y que nunca te olvidaré”
Pues guárdala en tu corazón para cuando sientas que ya no vale la pena este amor.
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