Cuando realizas una buena acción en tu vida, o ayudas a alguien que lo necesita, bien sea de forma material o espiritual, es porque realmente sientes el deseo de hacerlo, sin embargo, muchas personas que dicen ser buenos samaritanos andan por ahí ayudando con la única finalidad de sentirse reconocidos y obligar a los demás a que se sientan comprometidos de por vida, y esa ayuda se convierte después en una especie de suplicio, donde tienes que aguantar todo simplemente porque esa persona en algún momento te ayudó.
El amor hacia el prójimo se da de forma espontanea y desinteresada, y lo único que debes esperar a cambio es la mirada de Dios, que se vuelve hacia a ti para decirte: "Hijo mío haz hecho lo correcto, ahora suéltalo y déjalo ir", siempre recordará para bien lo que hiciste por EL y sus bendiciones serán para ti noche a noche por el resto de sus días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario