Las personas a veces no toman en cuenta que somos ángeles del cielo
que de una u otra forma y por nuestras acciones en este mundo perdemos nuestra gracia divina y condición devota...
Solo alguien superior podría concedernos misericordia y perdón... cierto?
No lo creo así... porque esta virtud no es propia de nuestro padre celestial únicamente, porque si fuimos creados a su imagen y semejanza también deberíamos demostrar un poco de esa virtud.
Y lo que también a veces no nos damos cuenta es que si nos queremos a nosotros mismos, queremos a las personas...
Si queremos a una persona, la amamos...
Si en realidad amamos a esa persona, la capacitamos a realizar cosas que a veces ella misma no cree capaz de hacer...
Pero a veces por muy voluntarioso que sea, ese amor también tiene poder de discapacitar...
Solo porque en algunas oportunidades no percibimos o no dejamos denotar ese amor que nos entregan o el que queremos dar.
He allí cuando dejamos por un momento de ser los ángeles que nunca deberíamos dejar de ser... donde perdemos nuestra gracia divina y condición devota que nunca deberíamos perder...
Somos seres dignos de dar y recibir amor, y así como dejamos de ser las personas más maravillosas del mundo, también tenemos el idealismo de recuperar la luz del mundo y la esencia de nuestra existencia... el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario